Esta vocación de servicio la personifican muy bien las madres en el cuidado que tienen por sus hijos, en la formación que dan desde casa, inculcando valores como el sentido del amor, respeto, caridad, honestidad.
Por Mela Salazar. 09 mayo, 2022. Publicado en El Tiempo, el 8 de mayo de 2022.Inicio este artículo citando las frases de dos grandes maestros, pronunciadas durante la ceremonia de reconocimiento como Profesores Eméritos de la Escuela de Dirección de la Universidad de Piura – PAD. “Donde uno esté, si trata de servir, está destinado a ser feliz” (Pablo Ferreiro). “El servir es el antídoto de la corrupción” (Miguel Ferré). Lo que tienen en común ambos enunciados es que hacen referencia a una actividad humana muy potente: Servir.
Hemos visto el afán de servicio cuando vivimos los estragos del COVID-19. Muchos piuranos, instituciones y empresas desarrollaron campañas para ayudar apoyando a los que más sufrían.
Pero, esta vocación de servicio no debe aplicarse solo en situaciones de emergencia aino que, tendría que ser parte de nuestro sello personal, de nuestra vida cotidiana, en la labor que desarrollemos como ciudadanos, padres de familia, servidores públicos, empresarios, todos, como hombres y mujeres de bien.
Ejemplos hay muchos: el médico que tiene presente su juramento hipocrático y atiende con empatía y cercanía a su paciente; el empleado público que tiene un compromiso por atender las necesidades de los ciudadanos. En la crisis que vivimos, merecen nuestro reconocimiento las mujeres que sacan adelante las ollas comunes con muy escasos recursos. En donde estemos, se trata de servir para ser feliz, por esto es cierto que “la mejor gratificación de nuestro trabajo es servir”.
Lo opuesto, es la visión egocentrista que lleva a ver a los demás como peldaños para escalar posiciones, buscar como fin el poder y los privilegios. Lamentablemente, en la política vemos que quienes ocupan cargos públicos llegan para servirse y no para servir, lo que genera mayor corrupción.
En la visión de Aristóteles, el tener poder es para servir a la comunidad. La superación profesional, económica y social es positiva; pero, tiene que ir acompañada de un crecimiento humano.
Es fundamental, en todo ser humano, el espíritu de servicio. Necesitamos enrolarnos en una cruzada para servir, para generar un cambio. Esta vocación de servicio la personifican muy bien las madres en el cuidado que tienen por sus hijos, en la formación que dan desde casa, inculcando valores como el sentido del amor, respeto, caridad, honestidad. “(…) Sin esa delicadeza de las madres, no viviría ninguna criatura humana” (San Josemaría). Las madres son la fuerza moral que puede darle a nuestra sociedad un rostro humano.
En homenaje a las madres, termino con un extracto del poema “Quiero regalarte una sonrisa” (anónimo): “Mi madre encuentra la felicidad cuando yo la encuentro. Cuando yo vivo algo hermoso, lo vive a través de mi experiencia.
Mi madre reza por mí, incluso cuando yo sólo rezo por mí mismo.
Mi madre me daría el mundo entero si fuese capaz. Gracias, mamá.”
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.